La AIVP organiza una serie de tres webinars para discutir las relaciones puerto-ciudad después del COVID 19. Las circunstancias actuales nos impiden desarrollar los encuentros habituales para intercambiar experiencias. Pero es en este difícil contexto cuando el brainstorming, la cooperación y las nuevas ideas son más necesarias. Por ello, y respondiendo a la esencia misma de la red de la AIVP, hemos preparado estos eventos online para ayudar a nuestros miembros a mejorar sus ciudades portuarias y prepararlas para los desafíos futuros. El primer webinar es ya el 4 de junio a las 16:00 (GMT+2) para discutir los waterfronts después del Covid-19. Ya pueden inscribirse y unirse al Prof. Tom Daamen (TUDelft), al Sr. Hugues Parant (CEO de Euroméditerranée), a la Sra. Isabelle Vries (Directora General de Rotterdam Makers District) y al Sr. Alberto Cappato (Director General de Port Antico), para discutir sobre Marsella, Rótterdam y Génova.
Este webinar es sólo para los miembros de la AIVP: Solicite el registro aquí
Planificación y gestión de los waterfronts tras el COVID-19
Como todos sabemos, los bordes costeros son grandes espacios abiertos en los que se produce el contacto entre las aguas y la ciudad. Con mucha frecuencia se caracterizan por ser zonas de uso peatonal con espacios públicos y eventos culturales de alta calidad que son valorados por las personas de la localidad y visitados por turistas. Cuentan con diversos estratos de historia y simbolismo y albergan algunas de las zonas preferidas para el entretenimiento y el trabajo en las ciudades portuarias. Sin embargo, durante las últimas semanas, estos espacios se han vaciado de manera rotunda, con lo que se ha perdido su efervescencia tradicional.
La emergencia sanitaria mundial obligó a la población de las zonas urbanas a mantenerse en casa, forzándola a evitar la esencia misma de las ciudades: las estrechas relaciones sociales. El drástico cambio de nuestras rutinas tiene consecuencias dramáticas, no solo para nuestras vidas personales sino también en todas las actividades económicas y comerciales que dependían de esta interacción social. La consecuencias sociales y económicas de mediano y largo plazo impuestas por estas rigurosas restricciones son aún inciertas. Sin embargo, resulta evidente que las actividades que dependen de un intenso flujo de visitantes son las que resienten los efectos con mayor dureza. La mayoría de estas actividades comerciales que se llevan a cabo en los bordes costeros se dirigen a la población en general, la que no puede ya visitar estos lugares, o que lo hace de manera muy limitada. Por otro lado, los planes de desconfinamiento propuestos por diferentes gobiernos incluyen también nuevas y estrictas normas para la actividad social que prolongarán estos efectos adversos. Sea como sea, la nueva «normalidad» se instala en forma paulatina, y será necesario que nos adaptemos.
Al comienzo de los planes de desconfinamiento propuestos por los diferentes gobiernos es importante definir un marco de referencia y un proyecto de reactivación para una recuperación progresiva y segura de las actividades culturales y comerciales, y, por consiguiente, para el ejercicio de las funciones tradicionales de la zona.
Estamos viendo cómo, durante el primer periodo tras el aislamiento de un mes de duración, seguirá limitándose la libre circulación, quizás al interior de nuestras ciudades o regiones. En este complejo contexto, los espacios públicos más simbólicos, como los bordes costeros, cobran una nueva función: la de reanimar la confianza y la esperanza de sus ciudadanos. Esta es, sin dudas, una nueva oportunidad para interrogarnos sobre la forma en que planificamos y llevamos a cabo la gestión de estos espacios, lo que estos espacios representan al comienzo de la tercera década del siglo XXI, o la forma en que pueden reformularse y adecuarse a la nueva «normalidad» más de 30 o 40 años tras su planificación y diseño original. Podemos plantearnos el asunto de que, si nuestra sociedad se ve obligada a cambiar, ¿cómo tendrían que adaptarse nuestros espacios?
La AIVP está considerando todas estas inquietudes sobre las ciudades portuarias y demanda una reflexión internacional conjunta. En este contexto, comparar situaciones similares en todo el mundo podría ser una oportunidad de ofrecer otras ideas y posibles soluciones de respuesta a la crisis. Cuando se fundó la AIVP en 1988, el tema preponderante para las ciudades portuarias era la planificación del borde costero. Hoy, 32 años después, es necesario volver a debatir sobre la forma de habitar, planificar y llevar a cabo la gestión de estos espacios. Únase a nosotros en nuestro primer seminario web y averigüe lo que ocurre en las ciudades portuarias de Marsella, Génova y Valencia.