Por Philippe MATTHIS, Presidente de la AIVP, red mundial de ciudades portuarias.
El Pacto Verde Europeo acaba de ser presentado por Ursula von der Leyen, Presidenta de la Comisión Europea. Su ambición es comprometer los países de la UE con relación a la transición ecológica, incluso imponiendo nuevas reglas comunes. La UE será neutra en carbono en 2050. Para que pueda ser alcanzado este objetivo, todos los sectores de la economía deben actuar, y, evidentemente, las ciudades portuarias tienen un rol clave y central en la transición. La iniciativa europea consolida el rumbo ya emprendido por las ciudades portuarias que, con su Agenda 2030, se comprometen con el desarrollo sostenible, tanto a nivel local como a nivel global.Algunos ejemplos:
Sabemos que las ciudades portuarias, marítimas y fluviales son las más impactadas por los riesgos de sumersión marina y por los eventos climáticos extremos. El reciente episodio de inundaciones en Venecia es una triste demostración de que actuar es urgente. Las nuevas ambiciones europeas de reducción de emisión de GEI son por lo tanto una buena noticia. Evidentemente, apoyamos enérgicamente esta iniciativa.
Con respecto al desarrollo de las energías renovables para anticipar el fin de los combustibles fósiles, las ciudades portuarias también son un lugar de innovación. La puesta en práctica de un proyecto de talasotermia implementado por Euroméditerranée en Marsella, constituye una prueba de ello. El establecimiento público bombea agua del mar en el puerto para producir calor, o, al contrario, climatizar viviendas y oficinas.
Las ciudades portuarias también buscan mejorar la calidad del aire, altamente deteriorada de forma frecuente, por las industrias presentes en los puertos y también por las propias embarcaciones. Ya es el caso en Barcelona, donde el puerto trabaja en un ambicioso programa de mejoría de la calidad del aire con relación directa a sus actividades. Entre las medidas anunciadas, nos alegra de sobremanera que las expectativas de los ciudadanos portuarios relativas a la mejoría del aire sean tomadas en cuenta por la Comisión Europea, a través de la obligación de desarrollar la alimentación eléctrica de las embarcaciones atracadas, o bien a través de medidas que favorecen el transporte multimodal.
Este pacto verde no es sólo importante para Europa, sino también para todas las ciudades portuarias del mundo, y demuestra que un entendimiento común es posible cuando se trata de objetivos medioambientales ambiciosos. Las ciudades portuarias, las autoridades portuarias, los actores económicos se movilizan para poner en práctica estas directivas en sus propios territorios, y acompañarán a la Comisión Europea en su voluntad de defender sus acciones en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre los Océanos, que tendrá lugar este año en Portugal.